Si ha habido un deporte en Córdoba que ha llamado la atención de nuevo este año a todos los aficionados ese es el baloncesto. Hablamos del Bball Córdoba, conjunto que ha ido “enganchando” adeptos en la grada de Vista Alegre conforme avanzaba la temporada gracias a su buen hacer partido a partido. Hoy hacemos balance con uno de sus artífices, su entrenador Rafa Sanz, con el que analizamos esta temporada histórica y valoramos el futuro del baloncesto en nuestra ciudad.
-Muy buenas Rafa, gracias por atender a minuto90, ¿Cómo podrías resumir la temporada?
Muy positiva. El proyecto inicial levantaba dudas por la juventud del plantel, la mayoría del equipo debutaba en la categoría, obviando los minutos testimoniales que algunos habían disputado simbólicamente. Y en cuánto a referentes de fuera de Córdoba la cosa se limitaba a tres hombres. El resto, cordobeses y jóvenes. En cambio, desde el segundo mes se empezó a vislumbrar que podía ser un gran año, como así fue. Pienso ha sido un curso extraordinario, donde los jugadores han vuelto a poner al baloncesto de Córdoba en la rampa de salida. Los chavales han superado cualquier expectativa.
-¿Qué balance haces de la fase de ascenso?
Estoy muy orgulloso. Mira, las victorias tienen muchos familiares cercanos, las derrotas son huérfanas. Pues yo siento una sensación de orgullo muy grande, y eso que no ganamos. Pero, ¡qué manera de esforzarse!, y cada día un poco más. Fuimos un equipo valiente, honesto, constante, nada especulador. Es una buena siembra para el futuro, sin duda. Son valores necesarios para el crecimiento.
-¿En qué crees que pudo fallar el equipo?
Hombre, las lesiones de Conde y Medina nos lastraron, pero es normal. Otros equipos tenían cinco extranjeros, no notan tanto una baja. Pero, nosotros somos lo que somos, y sabíamos que esto podía pasar. Que no teníamos margen de maniobra, y que un resfriado era una pulmonía. Pero, eso nos ha dado igual. Hemos remado contra cualquier adversidad, y eso ha hecho mejor al equipo, porque todos han asumido más. Cada adversidad la entendíamos como una oportunidad para mejorar y aprender, y así ha sido. Nos ha faltado lo que falta siempre: tener más tiro, mejor pase y un bote desbordante. Casi nada.
-¿Cómo ves al club de cara a la temporada que viene?
Francisco Gutiérrez y Rafael Cañadillas como presidente y vicepresidente, más la Dirección General de Rafael Gomáriz son los que saben verdaderamente cómo está la institución y cuáles son sus planes estratégicos. Yo soy un simple entrenador, que recibió una llamada y me dispuse a defender una idea y a entrenarla. Han cumplido hasta la fecha conmigo, me falta mayo por cobrar. Hasta el día de hoy el club ha cumplido en tiempo y forma.
-¿Qué hay en el futuro de Rafa Sanz?
Yo soy un entrenador profesional de baloncesto, y como tal estoy abierto a todo. Eso sí, me gustaría nadie descarriara este tren que ya está en los raíles y marchando despacito. Yo no soy imprescindible, pero por segunda vez en 16 años hemos creado un estilo, un sello, y hemos puesto los focos mirando al basket. El baloncesto de Córdoba no puede tirar a la basura esto, esté quien esté y lo gobierne quien lo gobierne. Hay que importar lo que nos falta, pero debemos seguir dando valor a lo autóctono que puede crecer, hay que dar oportunidades a quién las merezca, pero hay que estar dispuesto a darla a quién se lo gane. Yo entrenaré el curso próximo, en profesional, en cantera o donde sea, pero entrenaré, eso es lo único que sé seguro. No hay quién me quite las ganas, yo jugaría una Fase Final cada semana, nos haría mejores.
-¿Con qué te quedarías de esta temporada?
Con muchas cosas, con la ilusión de los jugadores, con el brillo en los ojos de muchos de ellos, con el esfuerzo de la mayoría, con el staff que creamos poco a poco, con la afición que volvió a Vista Alegre porque le habían dicho que había algo que valía la pena, con los medios de comunicación volcados con el baloncesto otra vez, con muchas cosas. Pero, el partido que el equipo jugó en Melilla fue espectacular. Sin Conde, con el americano sentado con faltas, y vi al equipo imparable, desbocado, era la rabia contenida de un grupo de jóvenes anónimos derribando la puerta de la EBA de forma gratuita. Aquel partido fue de una pureza extraordinaria. Solo comparable al último partido en León contra Murcia, fue conmovedor el esfuerzo de los chicos y el juego fue brillante por momentos.