Ya el toro, entre cristales de colores,
vitrina de su cándido albedrío,
bebe campos en flor, sin flor ni río,
donde esponjar sus jóvenes ardores.
Rompe un cielo cerrado de mantones,
que peina su hondo rumbo de marisma;
alza un errante sueño de pitones
y en un oscuro ... leer más
vitrina de su cándido albedrío,
bebe campos en flor, sin flor ni río,
donde esponjar sus jóvenes ardores.
Rompe un cielo cerrado de mantones,
que peina su hondo rumbo de marisma;
alza un errante sueño de pitones
y en un oscuro ... leer más