Manifiesto en defensa de la Tauromaquia

17 de octubre de 2016 | Toros | patiodecuadrillas.com.
El pasado día 5 de Junio, durante la Feria de San Isidro, en una reunión a la que asistieron aficionados representantes de diversas web taurinas, de peñas de Albacete, Zaragoza y Tarazona de la Mancha, además de la Unión Taurina Nacional de Abonados y Aficionados, se abordó emitir un comunicado en defensa de la tauromaquia, el cual publicamos al final de este artículo, que ha sido redactado por Rafael Cabrera y Jesús María Fernández (Pte. de UTAA-MADRID).
 
Necesidad de una Plataforma
La emisión de este documento coincide con la necesidad de constituir en las próximas fechas una Plataforma en Defensa de la Fiesta a nivel estatal. Esta macro asociación de aficionados cuenta con las opiniones favorables a su constitución de bastantes asociaciones muy comprometidas. Podemos citar al Club Cocherito de Bilbao; Los de José y Juan de Madrid, Asociación el Toro de Madrid, Peña El Puyazo de Madrid, Abonados de Albacete y Tarazona de la Mancha, UTAA-NACIONAL integrada por los abonados de Castellón, Valencia, Zaragoza, Burgos, Madrid, Sevilla, Algeciras, Málaga y Granada, grupo de abonados del Tendido 7 de Madrid y diversas web taurinas dirigidas por aficionados. 
 
Al concluir la temporada es buen momento para la reflexión y el análisis de la actual delicada situación de la Fiesta y por eso se hace necesario unir a cuantos aficionados sientan verdadero aprecio por la Fiesta.
 
Cuanto antes van a convocar una reunión en la cual se presentarán los estatutos, y se mostrará a cuantos de dentro y fuera de la tauromaquia tienen poderes de decisión y actuación, cuales son los criterios de los aficionados comprometidos para mejorar, preservar y activar todo el espectro que rodea la Fiesta para que no continue la sangría de ganaderias y encastes que desaparecen, plazas que muestran escasas asistencia de espectadores, mejorar la calidad del espectáculo, luchar contra la intransigencia politica que destruye la Fiesta, etc..


Manifiesto en defensa de la Tauromaquia
La Tauromaquia sufre, desde un tiempo atrás, un feroz, simplista, ilegítimo e ilegal y a veces violento ataque desde sectores que defienden el animalismo en nuestra sociedad globalizada. Lo hemos sufrido en numerosas ocasiones, incluso en este mismo coso, escaparate universal del arte de lidiar toros. Sin embargo es preciso recordar a la sociedad, y a las autoridades, que el ancestral rito de la tauromaquia, cuyos valores tienen perfecta y ex-temporal vigencia en nuestra sociedad, está amparado y reconocido como patrimonio cultural inmaterial de España por una reciente Ley, la Ley 18/2013. Detrás de la liturgia taurina, que reivindicamos en su plenitud porque sólo en su integridad se funda y se sustenta, desde la crianza del toro bravo y la suerte de varas a la estocada que culmina el sacrificio del mismo, tótem hispánico por excelencia, se hacen manifiestos una pluralidad de valores que quisiéramos evidentes en sociedades del siglo XXI. El valor, el sacrificio, el afán de superación, la inteligencia, la técnica, la estética, la solidaridad aun a riesgo de la propia vida, no son sino una pequeña parte de esos valores que tanto echamos de menos en sociedades globalizadas, mercantilizadas, egoístas puramente consumistas o hedonistas, como las que se nos ofrecen todos los días en el proceso de aculturación que sufre España, como cualquier otro país de su entorno.

La Tauromaquia, caminando con paso firme a través de los tiempos, con un probado pasado de mucho más de un milenio en nuestra historia común, sigue siendo un referente de nuestro modo de pensar, de sentir; un rito que nos retrotrae al momento en el que el hombre deja de sentirse una parte más de la naturaleza y comprende que sólo en su superación, en su dominio, radica la posibilidad de perpetuación; un momento en que el hombre es ya consciente de sus auténticas capacidades. La tauromaquia recrea, cada día, ese enfrentamiento entre el hombre y la naturaleza indómita, salvaje, fiera, en la que el ser humano sale triunfante, no sin pesar o sacrificio propios tantas veces. Ahí radica su honda justificación, su pervivencia a través de siglos y de intentos –mucho más justificados que los presentes- de abolición. Porque recordemos que esos pasados intentos prohibicionistas tenían al hombre como centro de atención: su alma y vida eterna; su propia vida física; su vida social, material y económica; la sociedad como receptora de esfuerzos y medios económicos supuestamente malgastados. Los actuales intentos de prohibición sólo se basan en un animalismo simplista que intenta anteponer la vida del animal frente, incluso, la del propio ser humano, la del lidiador que se enfrenta con gallardía y con mínimos recursos a la fiera. De ahí que a la par que pretenden defender la vida del toro, insulten, denigren y desprecien al ser humano, incluso deseándole la muerte. Intentos totalitarios de brindar derechos a los animales, a la misma altura, si no más, que los de los propios seres humanos.

Es por todo ello por lo que los aficionados exigimos de las autoridades una defensa mucho más clara, explícita y manifiesta de la tauromaquia y de la libertad que, amparada en nuestras leyes y en nuestra Constitución, nos permite la libre elección, la libertad de pensamiento, de aproximación a la cultura y su defensa a ultranza. La tauromaquia no sólo es cultura, como reconocen nuestras leyes, es parte de nuestra libertad.