David Martín gana el ciclo de promoción de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla
31 de julio de 2015 | Toros | patiodecuadrillas.com. 10:10.
Con un excelente ambiente en los tendidos
El novillero de Castilblanco de los Arroyos, David Martín, cortó la única oreja en la final de las novilladas de promoción celebradas durante el mes de julio en la Maestranza. Fue, por tanto, el triunfador de la noche y del ciclo. Sus compañeros de cartel, Emilio Silvera y Juanito, se mostraron muy dispuestos pero no pudieron alcanzar la meta del triunfo. Y todo con un excelente ambiente en los tendidos, que casi se llenaron en esta cita con los más jóvenes del toreo.
Final
Se lidiaron novillos de González Sánchez-Dalp, bien presentados y de juego diverso.
David Martín, silencio y oreja con petición de segunda.
Emilio Silvera, ovación y vuelta al ruedo tras petición y aviso.
Juan Silva 'Juanito', ovación y gran ovación de despedida tras aviso.
La plaza registró más de tres cuartos de entrada en noche agradable.
De los tres novilleros que habían alcanzado el desafío definitivo de llegar a la final fue el sevillano David Martín el que más y mejor supo rentabilizar su entrega cortando el único trofeo de la noche. En cualquier caso, no se puede poner ni un pero a sus compañeros que se entregaron a tope en sus respectivos lotes sin importarles su propia integridad.
Martín recibió al primero de la noche en la puerta de chiqueros marcando desde el primer instante su fe en el triunfo. Abrió su labor con una infrecuente arrucina pero tuvo que luchar con la embestida informal del novillo, su berreo y la brusquedad de sus viajes. Finalmente supo imponerse a la movilidad de su enemigo y aunque la espada se atascó un poco preparó el terreno para lo que vendría después.
Hubo nueva portagayola para saludar al cuarto, y otra larga de hinojos para rematar los lances. Martín se entregó al máximo en una faena de largo preámbulo que rompió definitivamente después de una serie de naturales de planta erguida y excelente trazo que acabaron en una fea cogida. David ni se miró. Siguió toreando en los terrenos que había marcado el eral con sentido del ritmo y la compostura. Las dos orejas estaban en la mano y aunque el animal siguió emperrado en huir acabó cazándolo de un feo espadazo del que no tardó en doblar. Le pidieron dos orejas. Le dieron una.
Como en el festejo anterior, Silvera volvió a mostrar la solvencia y el buen trazo de su capote. El segundo marcó su aire rajado en el segundo tercio pero metió la cara en los doblones iniciales del novillero sevillano, antes de marcar sus querencias y acostarse en algunos muletazos de puro manso. A pesar de todo, Silvera se mantuvo digno y entregado. Queriendo apurar lo imposible acabó siendo prendido de muy mala manera en tres ocasiones.
Le quedaba un quinto que también puso en aprietos a las cuadrillas y no paró de berrear. Silvera comenzó la faena muy asentado, naturalmente firme, hilvanando una faena bien construida y estructurada que tuvo su mejor virtud en la ligazón hasta que el novillo se rajó. Tampoco se libró del reiterado palizón en el largo epílogo que perseguía amarrar el trofeo. Se quedó muy cerca de cortar esa oreja que cambió por una aclamada vuelta al ruedo.
El portugués Juanito también se cruzó el ruedo para hincarse de rodillas en la puerta de chiqueros. El tercero se frenó antes de alcanzar la raya y acabó pisoteando al chaval, que se levantó con raza. El novillo se emplazó primero; sembró el desconcierto después y puso muchas complicaciones. Juanito se fajó con él hasta hacerlo romper en una meritísima serie diestra que arrancó la música. El chaval también se impuso por el lado izquierdo sin dejar de jugársela hasta que el novillo hizo honor a su mansedumbre refugiándose en el burladero de capotes. Aún hubo unas bernardinas ceñidas antes de agarrar un pinchazo y una estocada.
Volvió a tener que sortear muchas dificultades para despachar a un sexto mironcito, sin verdadera entrega y con movilidad engañosa que obligó al aspirante portugués a emplear todos sus recursos sin que el trasteo –siempre entregado- lograra enderezarse definitivamente.
Final
Se lidiaron novillos de González Sánchez-Dalp, bien presentados y de juego diverso.
David Martín, silencio y oreja con petición de segunda.
Emilio Silvera, ovación y vuelta al ruedo tras petición y aviso.
Juan Silva 'Juanito', ovación y gran ovación de despedida tras aviso.
La plaza registró más de tres cuartos de entrada en noche agradable.
De los tres novilleros que habían alcanzado el desafío definitivo de llegar a la final fue el sevillano David Martín el que más y mejor supo rentabilizar su entrega cortando el único trofeo de la noche. En cualquier caso, no se puede poner ni un pero a sus compañeros que se entregaron a tope en sus respectivos lotes sin importarles su propia integridad.
Martín recibió al primero de la noche en la puerta de chiqueros marcando desde el primer instante su fe en el triunfo. Abrió su labor con una infrecuente arrucina pero tuvo que luchar con la embestida informal del novillo, su berreo y la brusquedad de sus viajes. Finalmente supo imponerse a la movilidad de su enemigo y aunque la espada se atascó un poco preparó el terreno para lo que vendría después.
Hubo nueva portagayola para saludar al cuarto, y otra larga de hinojos para rematar los lances. Martín se entregó al máximo en una faena de largo preámbulo que rompió definitivamente después de una serie de naturales de planta erguida y excelente trazo que acabaron en una fea cogida. David ni se miró. Siguió toreando en los terrenos que había marcado el eral con sentido del ritmo y la compostura. Las dos orejas estaban en la mano y aunque el animal siguió emperrado en huir acabó cazándolo de un feo espadazo del que no tardó en doblar. Le pidieron dos orejas. Le dieron una.
Como en el festejo anterior, Silvera volvió a mostrar la solvencia y el buen trazo de su capote. El segundo marcó su aire rajado en el segundo tercio pero metió la cara en los doblones iniciales del novillero sevillano, antes de marcar sus querencias y acostarse en algunos muletazos de puro manso. A pesar de todo, Silvera se mantuvo digno y entregado. Queriendo apurar lo imposible acabó siendo prendido de muy mala manera en tres ocasiones.
Le quedaba un quinto que también puso en aprietos a las cuadrillas y no paró de berrear. Silvera comenzó la faena muy asentado, naturalmente firme, hilvanando una faena bien construida y estructurada que tuvo su mejor virtud en la ligazón hasta que el novillo se rajó. Tampoco se libró del reiterado palizón en el largo epílogo que perseguía amarrar el trofeo. Se quedó muy cerca de cortar esa oreja que cambió por una aclamada vuelta al ruedo.
El portugués Juanito también se cruzó el ruedo para hincarse de rodillas en la puerta de chiqueros. El tercero se frenó antes de alcanzar la raya y acabó pisoteando al chaval, que se levantó con raza. El novillo se emplazó primero; sembró el desconcierto después y puso muchas complicaciones. Juanito se fajó con él hasta hacerlo romper en una meritísima serie diestra que arrancó la música. El chaval también se impuso por el lado izquierdo sin dejar de jugársela hasta que el novillo hizo honor a su mansedumbre refugiándose en el burladero de capotes. Aún hubo unas bernardinas ceñidas antes de agarrar un pinchazo y una estocada.
Volvió a tener que sortear muchas dificultades para despachar a un sexto mironcito, sin verdadera entrega y con movilidad engañosa que obligó al aspirante portugués a emplear todos sus recursos sin que el trasteo –siempre entregado- lograra enderezarse definitivamente.
Al final del festejo se supo que David Martín se había alzado como ganador del vestido de torear que regala la Real Maestranza. Juan Silva ‘Juanito’, como segundo clasificado, recibirá el capote de paseo y Emilio Silvera, clasificado en tercer lugar, el capote de brega.