Es ya pública una decisión que tomé hace algún tiempo que no es otra que la de retirarme del ejercicio de mi profesión. Razones de salud me llevan a este fin de un largo camino en el que he tenido la oportunidad de conocer a muchas personas a las que debo sincera gratitud por lo mucho que me han enseñado. Buenas gentes del toro que dan lo mejor de sí mismas por la Fiesta, esa expresión del alma española que no tiene parangón por su profunda belleza y porque resume las mejores virtudes de nuestro pueblo y sirve de inspiración a las demás artes
En esta hora del adiós, no puedo olvidar a mi padre, una persona de total humanidad que me enseñó el gran valor de hacer honor a la palabra dada y de ser justo con los demás; esa ha sido mi intención siempre.
Dar las gracias a la afición de Sevilla es obligado por su sensibilidad y su tolerancia, también pedir indulgencia por los yerros en que, sin duda, he incurrido; de ellos he aprendido mucho más que de los aciertos y a quienes pudieran haber contrariado, pedirles disculpas es también una deuda que debo saldar.
Por último, agradecer a los empleados de la Empresa Pagés, con Ramón Valencia a la cabeza, en cuyas manos encontrarán la garantía de un hombre honesto y perseverante que, no tengo la menor duda, llevará el timón con la seguridad que da el buen juicio.
Gracias a todos.
Eduardo Canorea Pagés