Hace unas temporadas se hablaba de una futura liga de filiales y ahí quedó, en un proyecto que no fraguó. Sin embargo, la Segunda B va pareciéndose cada vez más a ese proyecto. Ante los recortes de presupuesto de los conjuntos modestos, los equipo vinculados a los grandes proliferan en la categoría de bronce vía deportiva o vía despachos. Una economía saneada por los ingresos del primer equipo compensa una ausencia total de masa social que los arrope.
La próxima temporada, podrían poblar la Segunda B más de veinte filiales, o lo que es lo mismo más del veinticinco por ciento de los conjuntos que participarán en la categoría de bronce serán conjuntos "b". Bilbao Ath, Elche Ilicitano, Córdoba B, Getafe B, Granada B, Espanyol B, Mallorca B, Real Madrid, C, Real Sociedad B, Sporting B, Valladolid B, Zaragoza B, Sevilla Atlético, Almería B, Las Palmas Atlético, Valencia Mestalla y Villarreal B componen la lista de los que tienen plaza fija. Malagueño, Betis B, Rayo B y Tenerife B podrían engrosar la lista.
Con la presencia de tantos filiales, la RFEF, culpable en parte con su sistema de avales y de pago de deudas por ascenso, está poniendo solución a una categoría que generaba multitud de impagos. Pero no es oro todo lo que reluce. La tercera división del fútbol español está perdiendo interés a pasos agigantados, justo cuando sería necesario todo lo contrario para hacerla atractiva para televisiones o patrocinadores como reclaman los equipos que han compuesto un frente común para defender sus intereses. El reto de la federación, es encontrar la fórmula de que la categoría sea rentable económicamente y atractiva. En el camino de conseguir lo primero están, pero sacrificando lo segundo. Hay tiempo de corregir la situación, sobre todo si escuchan a los más pequeños que ahora tienen una sola voz.
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