Pesado lastre como anfitrión

La situación clasificatoria del Córdoba B, última a cuatro puntos de la salvación, no es ni mucho menos casualidad. A una deficiente planificación en época estival se unió una preocupante parsimonia en el mercado invernal. Salieron tres jugadores (Alberto Quiles, Lucena y José Antonio González) y llegaron dos (Marc de Val y Sergio Díaz). Y ninguno delantero. Posiciones clave quedaron huérfanas a las primeras de cambio. Juanfran, por ejemplo, lleva prácticamente todo el año siendo el único ariete de la plantilla. Tras la marcha de Quiles la sospecha se tornó en realidad. Con ello no es de extrañar los guarismos goleadores del filial.

Todo este cúmulo de circunstancias está condenando a un equipo que tiene su auténtica condena en sus encuentros como anfitrión. El Córdoba B es el peor local de la categoría. En su feudo, y tras la derrota del sábado, tan solo ha sumado 18 de 48 puntos posibles. De 16 encuentros ha ganado cinco (Granada B, La Hoya, Cacereño, Lucena y UCAM Murcia), empatado tres (La Roda, El Palo y Sevilla Atlético) y perdido la friolera de ocho (San Roque, Villanovense, Betis B, Marbella, Melilla, Almería B, Linense y Cartagena). Como era de esperar, los cordobesistas –tercer equipo menos goleador del grupo- también son el conjunto que menos tantos ha logrado en su feudo (13). Así, muy complicado. Y la segunda vuelta, más que irregular. Pese a los 14 puntos en otros tantos encuentros, las opciones de mantener la categoría existen.

El rival que visitará el Nuevo Arcángel el próximo sábado, el Arroyo CP, no es ni de lejos la escuadra más temida como visitante. Los extremeños basan su potencial en la solidez mostrada en el Municipal arroyano. Lejos de él, tan solo una victoria ante el FC Cartagena. El resto, siete empates y ocho derrotas. De no ser por la nefasta trayectoria del B en casa, conjunto más que propicio para intentar escalar posiciones en la clasificación.