Los números a domicilio lastran la primera vuelta

5 de enero de 2015 | 1ª RFEF | Javier Morales

El Lucena cerró la primera vuelta con una nueva derrota a domicilio. Más allá de la justicia o la injusticia del tropiezo, lo único que cuenta es que los lucentinos volvieron a venirse de vacío para casa. Lo mismo les ha pasado casi siempre que se han desplazado en la presente liga. Diez partidos han disputado a domicilio los celestes y en nueve ocasiones han perdido. Tan sólo el empate que sacaron en el feudo del Sevilla Atlético se pudo celebrar como positivo. Éstos números son los que han lastrado su devenir en la liga.

Con un punto lejos de casa, el Lucena es el peor visitante del grupo IV. Tres equipos más han cerrado la primera vuelta también sin ganar a domicilio, pero al menos han logrado empatar en más ocasiones y sumar por lo tanto más puntos. El problema de las derrotas lejos del Ciudad de Lucena tiene una clara razón. Los goles encajados. Los cordobeses han anotado siete tantos, algo que se encuentra en una media aceptable, de hecho el segundo mejor visitante,ha anotado menos goles. Por lo tanto es un problema de rentabilidad de los mismos. Con veinticinco encajados, la cifra más alta de la competición, de poco sirve  festejar dianas.  Por lo tanto el camino para lograr la mejoría parece pasar reducir la fragilidad defensiva mostrada.

También el camino a la salvación transita por mantener la fortaleza mostrada en casa. El Ciudad de Lucena sigue siendo inexpugnable un año más. Es cierto que hasta cinco equipos han puntuado en él, pero ninguno ha logrado llevarse los tres puntos en litigio. Un hecho del que sólo pueden presumir cinco equipos más. La fortaleza como local es tal que en una clasificación en la que se atendiese sólo a los partidos disputados como anfitrión, el Lucena sería quinto con un partido menos que el cuarto, segundo y primero. Paradójicamente las buenas prestaciones que ofrecen los jugadores cuando juegan ante los suyos se basan en su fiabilidad defensiva, por lo que el espejo donde mirarse para crecer, el Lucena lo tiene en sí mismo.

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