Lo que dio de sí la Segunda B

20 de junio de 2015 | 1ª RFEF | Javier Morales

113 victorias, 85 empates y 106 derrotas

El tiempo del Lucena en Segunda B se terminó el pasado mes con el descenso consumado. Ocho temporadas dieron para mucho. Las cifras que arrojan esas campañas son de 113 victorias, 85 empates y 106 derrotas. El saldo por lo tanto es favorable y hay un montón de historias detrás de cada encuentro, 304 en total.

Hablando de las victorias, muy buen sabor dejaron las conseguidas ante los grandes de la categoría como Cádiz, Granada, Ceuta, Jaén... pero quizás la más especial fue la primera que se celebró. Fue en el Municipal, uno de los tres estadios en los que el Lucena actuó como local en la categoría de bronce ante el Melilla por 2-0. La última, también fue en casa y precisamente ante uno de los gallitos, el Cádiz. Quizás la más especial fue la lograda ante el Betis B en la campaña 11/12 en la que se certificó la primera clasificación matemática para el play offs de ascenso a Segunda A. Curiosamente, dos victorias se consiguieron sin jugar, ante Sporting Villanueva y Poli Ejido por la retirada de ambas escuadras.

Con un empate se inició la andanza del Lucena en Segunda B. En el San Pablo de Écija, el cuadro astigitano lograba igualar el tanto inicial de Sarmiento a la salida de un saque de esquina. El primer gol celeste en la categoría de bronce, valió un punto. Pero también hubo empates trascendentes, como el cosechado en Cuenca en la última jornada de la segunda temporada lucentina en la categoría. Ese punto, sirvió a los celestes para igualar en puntuación con el Antequera y el gol average desempató entre ambos haciendo que los cordobeses se salvasen directamente.

Derrotas, hubo de todo tipo. Injustas, merecidas, abultadas, por la mínima... pero sin duda las dos que más daño han hecho son las que más frescas están en la memoria. El tropiezo en La Roda, supuso el descenso matemático tras la victoria del Cartagena en Jaén a falta de una jornada. Una jornada en la que el Marbella goleó a los lucentinos en su propio feudo conformando un triste epílogo al tiempo más brillante de la historia del club lucentino.