La temporada del adiós

6 de junio de 2015 | 1ª RFEF | Javier Morales

Se comenzó la temporada hablando de limpiar deudas y de ascender a Segunda A y se terminó en Tercera y con una deuda mayor de la que existía. La temporada 2014/2015 pasará al recuerdo colectivo de los lucentinos por muchas cosas, pero sobre todo por ser la campaña en la que se rompió con lo que funcionaba y la revolución se tornó en involución.

El traspaso de poderes en lo institucional trajo con sigo una revolución en la plantilla. Hombres clásicos y queridos por la afición lucentina no entraban, pese a su buen rendimiento anterior, en el proyecto que encomendaron a Juan Arsenal. El técnico albaceteño inició una temporada que después de una pretemporada irregular no arrancó de manera negativa. A la vez que los aficionados aprendían los nombres de sus futbolistas, el equipo comenzaba la primera parte de la temporada en zona cómoda. Quizás lo único que podía hacer presagiar el negro futuro que aguardaba a los lucentinos, era que encajaba muchos goles y el bajo rendimiento a domicilio. Sin embargo, la facilidad goleadora eclipsaba dichos problemas. Pero cuando se acabó la racha, las carencias se hicieron patentes. El Lucena comenzó a hundirse en la clasificación, a la vez que la plantilla empezaba a soportar impagos, hasta que en tras la visita a Carranza, en la jornada quince, Arsenal fue despedido. Bajo su mandato, también el equipo fue eliminado de la Copa RFEF de manera vergonzosa ante un Tercera.

El encargado de intentar enderezar el rumbo de la nave celeste fue Serafín Gil. Sefi, llegó sin que nadie lo conociese, dispuesto a salvar del descenso a los lucentinos y a lidiar con los impagos a futbolistas y proovedores. El rondeño hizo creer a la afición en el milagro toda vez que los resultados comenzaron a acompañar poco a poco, aunque nunca se solventó totalmente el déficit lejos de Lucena. El mercado de invierno reforzó la plantilla aunque poco después de su cierre, el rondeño se quedó sin gol. Tras la salida de Beda y la no incorporación de ningún 9, Pepe Díaz se lesionó de gravedad. La baja del cuco, sólo fue una muestra más de todos los hándicaps que tuvo que soportar. El momento culmen, fue cuando ante El Palo, el equipo estuvo a punto de no viajar por los atrasos en el pago de sus emolumentos que venían soportando. Desde ese encuentro, los once futbolistas que defendían la elástica celeste comenzaron los partidos de rodillas.

A cinco partidos para el final, Sefi fue despedido y la directiva celeste se aferró al entrenador que no quiso renovar a comienzos del verano anterior. Falete acudió a la llamada del Lucena e inició su temporada de manera esperanzadora. De nuevo los lucentinos derrotaban al Cádiz y dependían de sí mismos para salvarse. La falta de puntería provocó que partidos claves no se pudiesen sacar  adelante y finalmente los lucentinos perdieron la categoría una jornada antes del final de la liga. Con una dolorosa derrota en el último partido del campeonato y con una sensación de incertidumbre ante el futuro despidió el aficionado lucentino la temporada del adiós a la Segunda B, categoría que disfrutó 8 años consecutivos.