Tres equipos cordobeses consuman su descenso a Regional Preferente
13 de julio de 2014 | 1ª Andaluza | Francisco J. García
Resumen de la temporada 2013-14
Desde que la Federación Andaluza de Fútbol creara allá por la temporada 2004/2005, esta Primera División Andaluza Senior, como paso intermedio entre la Regional Preferente provincial y la Tercera División autonómica, el fútbol cordobés casi siempre ha tenido un notable protagonismo en las plazas de descenso. La excepción fue la temporada 2012/2013 en la que por primera y única vez, ninguno de los nuestros terminó ocupando plaza condenatoria. Sin embargo aquel logro fue un mero espejismo ya que en la temporada recién terminada, varios equipos cordobeses han ocupado las últimas plazas en la clasificación final, por lo que la próxima temporada militarán en la Regional Preferente cordobesa. Y por el polo opuesto, tampoco hubo la felicidad deseada, ya que al Atlético Espeleño, pese a lograr un muy meritorio subcampeonato, le faltó un solo punto para lograr el ansiado ascenso al grupo X de Tercera División. Su peor coeficiente con el conjunto gaditano de Los Barrios, otorgó el ascenso al equipo del Campo de Gibraltar.
Ocho equipos de nuestra provincia militaron en la categoría (Espeleño, Villanueva, Ciudad Jardín, Ciudad de Lucena, La Voz, La Carlota, Montilla y Palma del Río) y ocho equipos volverán a participar en el próximo ejercicio liguero en la misma, ya que a los cinco conjuntos que se han ganado el derecho a seguir en la misma (Espeleño, Villanueva, Ciudad Jardín, Ciudad de Lucena y La Voz) se han unido el Pozoblanco, tras su descenso desde la Tercera División y el Almodóvar y el Peñarroya tras su ascenso desde la primera de las categorías seniors provinciales de nuestro fútbol. Por tanto el fútbol cordobés no va a perder protagonismo, algo que sucedió en temporadas pasadas, donde había un notable desequilibrio con respecto a los representantes de la provincia vecina.
El desarrollo de la competición no estuvo exento de polémica, incluso antes de su comienzo. Y es que la Federación Andaluza de Fútbol organizó un calendario, cuyas fechas causaron una enorme controversia en los clubes participantes. Primero por que el arranque de la misma se posponía hasta mediados de septiembre y segundo por que la última jornada se celebraría bien entrado el mes de junio. Este alargue se debía a los diversos y amplios parones que durante el campeonato sufrió la competición (Puente Constitución, Navidad y Fin de Año y Semana Santa). Lógicamente la economía de los clubes se resintió, hubo que pagar un mes más y deportivamente a la mayoría de los jugadores inscritos la medida también fue muy antipopular. No es de extrañar por tanto que hace algunas semanas, los clubes participantes en los cuatro grupos de esta Primera División Andaluza se hayan reunido en Antequera y hayan elaborado un documento de consenso, sobre las fechas de la competición, que ya han presentado en la propia sede federativa.
Retornando a este grupo segundo (Sevilla-Córdoba), no ha sido nada fácil certificar la continuidad en la categoría de nuestros cinco representantes de la actual temporada. Quien menos apuros pasó fue el Atlético Espeleño que dirigido por el excordobesista Rafa Navarro supo confeccionar una gran plantilla. Con el único objetivo de mantener la categoría, los de la Sierra iniciaron la competición muy metidos en la misma. Los resultados positivos se fueron sucediendo y el equipo se asentó en la zona de privilegio siempre a la sombra del futuro campeón, la Peña Deportiva Rociera. Su primera derrota llegó en la catorceava jornada, en las vísperas de las fiestas navideñas y a manos de La Carlota. Amparados en sus buenos guarismos desde Espiel no se escatimaron esfuerzos para tratar de mejorar al equipo y durante la competición se incorporaron jugadores como José Manuel, Fran Reina y Porfi. Con el ascenso directo ya desechado por la intachable trayectoria del equipo de Dos Hermanas, se centraron en la vía alternativa del posible ascenso, que pasaba por ser el mejor segundo de los grupos occidentales de Primera Andaluza. El mano a mano con Los Barrios fue tan igualado como disputado, pero de nuevo La Carlota, a cuatro jornadas del final, les vencía de manera inesperada y la ventaja pasaba a ser del conjunto gaditano, que ya no desaprovechó la ocasión.
El siguiente equipo cordobés en la ranking clasificatorio fue el Atlético Villanueva que finalizó en la octava posición con cuarenta y ocho puntos en su casillero. Un Villanueva de dos caras ya que durante los dos primeros tercios de la competición su trayectoria fue muy buena, permaneciendo en la elite clasificatoria. El objetivo de la permanencia lo tenían prácticamente conseguido a ocho jornadas del final. Pero a partir de ahí el equipo se relajó en exceso y como se dijo en alguna crónica de Minuto 90, tomaron las vacaciones con adelanto. De ahí que en esos últimos ocho encuentros tan solo fueran capaces de sumar seis puntos. La competición se les hizo eterna y creo un cierto malestar tanto en la exigente afición jarota como en la directiva, lo que se tradujo en que antes de la finalización de la competición se hiciera público que Bartolomé Arévalo no iba a renovar con la entidad rojilla. Ahora se trabaja en un nuevo proyecto que promete cambios significativos.
La undécima plaza clasificatoria del Ciudad Jardín les debe saber a gloria, aunque no demuestre realmente el enorme sufrimiento que tuvieron que pasar los capitalinos para atar su continuidad en la categoría. Y es que con los cuarenta y tres puntos de su casillero, la meta no se logró hasta la última jornada. Su triunfo en La Carlota en un partido loco (3-4) y lleno de alternativas fue un fiel reflejo de la temporada de los amarillos. Si los comienzos fueron muy esperanzadores, su primer bajón llegó en la jornada seis donde iniciaron una racha de seis partidos sin ganar con cinco derrotas consecutivas, para a continuación encadenar el mismo número de partidos sin perder. Su segunda vuelta liguera le enviaba a los sótanos de la clasificación ya que tan solo habían sumado once puntos en los primeros meses del presente año. Su falta de gol le impedía obtener un mayor rendimiento y Diego Delgado trató de buscar una solución de emergencia repescando para la causa a exjugadores como Castilla, Chico, Osuna y Moyano. Al final supieron reaccionar a tiempo y tras sumar cuatro triunfos en sus últimos cinco partidos, lograron su objetivo.
Pese a tratarse de un debutante, agravado con su condición de filial, el Ciudad de Lucena supo lograr y con un enorme sufrimiento, tal y como se preveía, su continuidad en la categoría. El órdago lanzado desde la entidad lucentina fue tremendo ya que para su estreno en esta categoría biprovincial, dispusieron de una plantilla integrada en su totalidad por jugadores muy jóvenes. Salva Serrano continuaba al frente del filial aracelitano, pero era consciente que la bisoñez del grupo y su desconocimiento de la categoría, debía ser suplido con muchísimo trabajo. Aunque los inicios fueron prometedores, tan solo se había perdido un partido tras ocho jornadas disputadas, con posterioridad se entra en un profundo bache de juego y resultados que les hace estar ¡trece partidos! sin ganar. Varias lesiones de consideración, la marcha de algún que otro jugador básico y la eterna disposición de sus efectivos para el primer equipo les estaba pasando factura. La inflexible ley del fútbol parecía que iba a pasar factura al técnico prieguense, pero desde la directiva lucentina se supo mantener el tipo y afortunadamente el tiempo les dio la razón. Se recuperó la solvencia casera y el olfato goleador y se fueron arañando puntos que les permitieron seguir en la pelea. En el campo del flamante campeón tuvieron la oportunidad de atar la permanencia, pero un discutido penalti en el quinto minuto del tiempo añadido, les dejó sin un meritorio triunfo y sin la meta soñada. Una semana después en casa y ante La Voz certificaron la misma, dejando en intrascendente la jornada final.
La décimo cuarta plaza final de La Voz en la tabla clasificatoria tiene mucho más mérito de lo que parece. Y es que el equipo de la Barriada de Las Margaritas supo amarrar su continuidad en la categoría con tres jornadas de antelación al final de la competición. Aunque para ello tuvieron que vivir un sin fin de problemas económicos y deportivos que en cualquier otro equipo, posiblemente les habría hecho arrojar la toalla, pero supieron superar todas las adversidades inimaginables. Y es que la falta de liquidez económica, debido a numerosas promesas incumplidas, les obligaron a sufragar de su propio bolsillo algunos gastos del club como gasolina, arbitrajes o tramitación de nuevas licencias. Así que hartos de su olvido decidieron incluso, hacer una sentada protesta en mitad de un partido. Incluso en algún enfrentamiento liguero fueron sancionados por el Comité de Competición por no abonar en tiempo y forma los honorarios arbitrales. Este continuo sin vivir ya había motivado que Jesús Jurado decidiera abandonar la nave en mitad del ejercicio. Con el incombustible Manolo Rueda haciendo esfuerzos tanto en el terreno de juego como en los despachos se pudo llegar a la meta, algo que en numerosas ocasiones se llegó a poner en duda. Deportivamente el equipo tuvo dos caras diametralmente opuestas coincidentes con sus compromisos caseros o foráneos. Su fortaleza casera y su ineficacia a domicilio les permitían en el ecuador del campeonato estar fuera de la zona problemática. Pero en la segunda fase de la competición esa potencia como local se fue diluyendo mientras que en los desplazamientos tampoco se mejoraba. A siete jornadas del final, las previsiones eran muy negativas, ya que teóricamente les hacían falta unos doce o trece puntos para lograr su objetivo. Pero el equipo resurge a lo grande y en su visita a la barriada de Ciudad Jardín logra su primer triunfo foráneo tras jugar casi una hora de partido en inferioridad numérica y con un jugador de campo (Herrerías) como eventual portero. Cuatro triunfos en cinco partidos les deja la salvación a tiro de piedra y antes de la visita a Lucena, los tropiezos de rivales directos les otorgan la tranquilidad definitiva.
La segunda etapa del peñaflorense Toni León como entrenador de La Carlota, no tuvo el desenlace esperado y el equipo terminó ubicado en posiciones de descenso tras sumar tan solo treinta y seis puntos en los treinta y cuatro partidos disputados. Y eso que a principios de febrero nadie podía esperar tal descalabro ya que por entonces los carloteños deambulaban por la séptima plaza con veintiséis puntos en su haber. ¿Qué ha ocurrido entonces para que el equipo haya sumado tan solo diez puntos en sus últimos quince partidos?. Esa es la pregunta que se hacen no solo los aficionados verdinegros sino incluso muchos de sus rivales. No es menos cierto que La Carlota ha tenido una verdadera asignatura pendiente durante todo el curso y esta ha sido su alarmante falta de gol. Con tan solo 22 goles a favor en toda la competición, cualquier equipo está automáticamente abocado al sufrimiento. Bien es cierto que durante la primera vuelta y el inicio de la segunda, se mantuvieron muy productivos, merced a su excelente solvencia defensiva. Así Laguna tras veinte citas disputadas llevaba tan solo catorce goles encajados. Posteriormente lesiones, sanciones y trabajos impidieron a Toni León repetir una sola alineación. Once jornadas sin ganar lo situaron en el pozo clasificatorio y aunque hubo un tímido intento de reacción en el epílogo, tras los triunfos ante Espeleño y Lora del Río, la cita de Osuna era a cara o cruz. Tras esa derrota los departamentales consumaron su retorno a la Regional Preferente a la que volverán en la próxima temporada, tras dos años en este grupo 2 de Primera Andaluza.
Segundo descenso consecutivo para un Montilla que en apenas dos años va a pasar del grupo X de Tercera División al grupo provincial de Regional Preferente. Un duro varapalo para uno de los clubes históricos de la provincia cordobesa. Y eso que entraba en todas las quinielas como un firme aspirante al ascenso y más tras el espectacular debut liguero saldado con una contundente victoria por 1-6 en San José de la Rinconada. Pero fue un mero espejismo y el equipo se mostraba demasiado irregular con unas alternativas muy extrañas. En esos inicios, lo mismo le endosaba una manita (5-0) a Palma del Río y La Barrera, que perdía en casa ante La Carlota. Además en sus desplazamientos le costaba mucho sumar y se llegaba al final de la primera vuelta con tan solo cuatro puntos foráneos en su bagaje. Por cierto una gran cantidad de puntos perdieron los vinícolas en los últimos minutos, parecían estar gafados o ser víctimas de cualquier conjuro. Y si deportivamente la trayectoria no era para estar contentos, económicamente, la situación no era mucho mejor. Y el fichaje estrella de la temporada, el excordobesista y exastigitano Rafa Requena decidía abandonar el club y poner rumbo al Martos. No sería ésta, la única baja en las filas amarillas ya que Juan Cantillo y Jesús Coca también buscarían nuevos horizontes. Aunque llegaron algunas incorporaciones como Javi Burgos, Luís Vicos y Miki, el equipo afrontó la segunda vuelta muy escaso de efectivos, teniendo que recurrir en numerosas ocasiones a jugadores juveniles para completar la convocatoria. Además el retraso en los pagos generó que las sesiones de entrenamiento fueran atípicas por el plante de algunos jugadores foráneos que decidieron entrenarse por su cuenta en sus lugares de origen. Incluso el goleador Pineda dejaría el equipo antes de la finalización de la competición. Demasiados obstáculos en el camino montillano que tan solo pudo salir airoso en tres partidos en toda la segunda vuelta. Con semejantes registros la caída se hizo inevitable.
El tercer representante de nuestra provincia condenado a perder la categoría fue el Atlético Palma del Río que además tuvo el dudoso honor de cerrar la tabla clasificatoria tras sumar treinta y cuatro puntos en idéntico número de partidos. Los palmeños al igual que los otros equipos descendidos, también fueron víctimas de su paupérrima segunda vuelta liguera. Tres victorias tan solo en esa fase de la competición le fueron descolgando en la tabla clasificatoria y le metieron de lleno en el pozo. A diferencia de sus rivales directos, si que contaban con una plantilla amplia, pero lesiones, sanciones, trabajos y demás, dejaban el capítulo de bajas cada semana en un elevado número. La baja efectividad en sus desplazamientos, provocada por su preocupante falta de gol, también ha sido otro factor detonante. Un solo triunfo (0-2 en El Coronil) y seis empates fue su bagaje, lo que le obligaba a no fallar casi nada en El Pandero. Algo que tampoco ocurrió. Así que la segunda aventura del Atlético Palma del Río en la categoría ha durado apenas dos temporadas, la anterior fue incluso más breve ya que se limitó a una sola campaña, la temporada 2005/2006. Ahora quieren cimentar un nuevo proyecto que les permita recuperar la categoría perdida desde la Preferente cordobesa.