La temporada en la categoría volvió a tener más sombras que luces, en lo que a los equipos cordobeses respecta, el hecho de que no subiera ningún equipo y por el contrario tres perdieran la categoría así lo atestiguan.
El que mejor lo hizo fue el Espeleño, sin que su tercer puesto final pueda ser catalogado como un éxito, habida cuenta de la calidad de la plantilla con la que contó Rafa Navarro. El técnico cordobés tuvo al equipo buena parte de la temporada al frente de la tabla y en los lugares de privilegio, sin embargo, una serie de tropiezos en las últimas jornadas ligueras le hicieron perder prácticamente todas las opciones de ascenso.
El Pozoblanco volvía a confiar en Mario Rojas, tras el descenso de la temporada anterior. En la capital del Valle de los Pedroches hicieron un proyecto de cantera, reforzado con algunos jugadores de la vecina localidad de Villanueva. La mayor cualidad de los pozoalbenses a lo largo de toda la campaña fue su regularidad, siempre se mantuvo en la zona alta de la clasificación, entre los equipos que perseguían el ascenso, llegando incluso a la última jornada con opciones de retornar a la Tercera División, sin embargo las victorias de Castilleja y Utrera, unidas al hecho de que el propio Pozoblanco no pudiera pasar del empate a uno en casa ante el Lora, los condenó a la quinta plaza final.
El Villanueva confió su proyecto de cantera a José Garrido, que tuvo que tirar de la cantera para afrontar la temporada en una categoría tan competitiva. Aun así, el equipo comenzó muy bien e incluso comandó la clasificación durante las primeras semanas, sin embargo, con el paso de las jornadas fue perdiendo fuelle, hasta quedar en zona de nadie durante el último tercio de competición, lo que lastró sus números, ya que los jugadores no mostraban la misma motivación que cuando hay algo en juego.
El Peñarroya volvía a la categoría de la mano de Antonio Jesús Cobos, y comprobó en sus propias carnes lo difícil que es lograr la permanencia, de hecho, durante la primera fase de la temporada fue colista de la clasificación, lo que promovió que el club decidiera prescindir de los servicios de Cobos, que no obstante fue repuesto en su cargo al día siguiente. La plantilla se conjuró con su técnico y poco a poco fue remontando, si bien hasta las últimas jornadas no pudo certificar su permanencia.
Tampoco tuvo fácil la permanencia el Ciudad de Lucena, equipo que encomendaba su segundo proyecto en la categoría a Pablo Arenas, el técnico baenense tuvo un mal comienzo, lo que hizo que la directiva lucentina decidiera prescindir de sus serivicios y otorgarle el equipo a un viejo conocido de la localidad, Falete, que logró hacer reaccionar al equipo y alejarlo de las posiciones de descenso. Tanto es así que a siete jornadas para la conclusión, el Ciudad de Lucena estaba nueve puntos de los puestos condenatorios. Pero en el momento menos propicio, los de Falete entraron en una importante crisis de resultados, sumando apenas cuatro puntos en las siguientes seis jornadas, lo que hizo llegar a la última jornada dependiendo del Ciudad Jardín para mantener la categoría. Si los capitalinos ganaban, los de Falete caerían a Segunda Andaluza, algo que a la postre no se produjo de modo que el Ciudad de Lucena seguirá un año más en la categoría.
Algo que no podrá hacer, en principio el Ciudad Jardín, y decimos en principio porque los de Poniente mantienen un contencioso que han llevado al Comité Español de Disciplina Deportiva, ya que alegan alineación indebida del Ciudad de Lucena en la última jornada ante el LV Rácing, sin que de momento hayan logrado convencer a los comités de competición y apelación, más a causa de un defecto de forma, ya que las pruebas esgrimidas parecen claras. Los de Montenegro permanecieron la mayor parte de la temporada en la zona baja de la clasificación, tanto es así que a siete jornadas para el final acumulaban una desventaja de ocho puntos respecto a la permanencia, sin embargo, una importante reacción final les hizo llegar a la última jornada dependiendo de sí mismos. El problema es que enfrente estaba el Utrera, que también se jugaba el ascenso y que acabaría imponiendose por 0-1. Dado que el Ciudad de Lucena sí ganó en el partido de la discordia ante el LV Rácing, condenaba al descenso a los capitalinos.
La antigua Voz comenzaba una nueva etapa, tras la salida de la familia Rueda del club. Rafael y Paco Rojas tomaron las riendas, poniendo al frente del equipo a Rafa Carrasco y cambiando su denominación, que pasó a ser conocida como LV Rácing. El equipo comenzó relativamente bien, y aunque con problemas consiguió mantenerse al término de la primera vuelta fuera de los puestos de descenso, sin embargo la situación fue degenerando y a la salida de jugadores se le unió la marcha de Carrasco, que fue sustituido por Javier Chimeno, quien intentó enderezar la nave, pero sin éxito, de modo que el equipo se hundió en la tabla, perdiendo la categoría varias jornadas antes de la conclusión de la competición.
Uno que no se adaptó nunca al cambio de categoría fue el Almodóvar, tras varios años suspirando por llegar a la Primera Andaluza, cuando lo consiguió la empresa se le hizo excesivamente dura al equipo de Paco Ledesma, quien figuró la mayor parte de la temporada en puestos de descenso, y al igual que el LV Rácing acabaría consumando el retorno a la Segunda Andaluza jornadas antes de la conclusión del campeonato.